Epístola de Santiago
La Epístola de Santiago; es un libro bíblico atribuido a Santiago el Justo, "el hermano del Señor" (Gálatas 1:19), frecuentemente identificado con Santiago el Menor, aunque a veces se ha atribuido también a Santiago el Mayor.
Su mensaje se centra en el debatido pasaje que declara que "la fe sin obras está muerta" (Santiago 2:14-26), así como la palabra sin "práctica" (Santiago 1:21-27), "como cuando un hermano está desnudo y necesitado de alimento diario ¿de qué servirá que alguno le diga «id en paz, cuidaos del frío y comed a satisfacción», si no le dais lo necesario para el sustento del cuerpo?".Se preocupa por consiguiente por los contrastes tan comunes entre la predicación de las iglesias y su realidad. En particular rechaza la discriminación contra los pobres, reclama la justicia social redistributiva (Santiago 5:1-6) y unas relaciones humanas de amor. Amonesta a quienes oran en beneficio de sus interés egoístas de prosperidad personal (Santiago 4:3) y éxito mundano, sin tener en cuenta que "quien quiere ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios". Como Jesús (Mateo 5:33-37), rechaza el juramento y llama a decir con sencillez la verdad (Santiago 5:12). Aconseja a los enfermos solicitar a los líderes de su iglesia que oren por ellos y que vayan a ungirlos con aceite. (Santiago 5:14)
Termina con un llamado a orar por todos aquellos que están enfermos en la comunidad o que habían cometido faltas, a confesarse mutuamente los pecados y orar mutuamente los unos por los otros. Porque mucho vale la oración perseverante del justo. Se puede sentir el deseo por tratar de que se lograra convertir a alguien que andaba en el pecado para que así pudiera salirse de su camino equivocado y librar su alma de la muerte pecadora.
ContenidoLa Sociedad Bíblica griega del Nuevo Testamento, divide la carta en las siguientes secciones:
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Saludo (1:1)
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La fe y la sabiduría (1:2-8)
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La pobreza y Riqueza (1:9-11)
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Juicio y Tentación (1:12-18)
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Oír y hacer la Palabra (1:19-27)
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Advertencia contra la parcialidad (2:1-13)
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La fe y las obras (2:14-26)
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La Lengua (3:1-
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La sabiduría de arriba (3:13-18)
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Amistad con el Mundo (4:1-10)
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Juzgar un Hermano (4:11-12)
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Advertencia contra la jactancia (4:13-17)
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Advertencia a los ricos (5:1-6)
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La paciencia y la oración (5:7-20)
La epístola fue dirigida a "las doce tribus dispersas en el extranjero" (Santiago 1:1), que generalmente se da en el sentido de un público judío cristiano.
El objetivo del escritor es la práctica de hacer cumplir los deberes de la vida cristiana. Los vicios contra los que se les advierte: formalismo, que hace que el servicio de Dios consista en lavados y ceremonias, mientras que él les recuerda (1:27), que consiste más bien en el amor activo y pureza; fanatismo, que, bajo el manto De celo religioso, estuvo destrozando a Jerusalén en pedazos(1:20); fatalismo, que arrojaron sus pecados en Dios (1:13); mezquindad(2:2); falsedad, que ha hecho las palabras y juramentos como cosas de juego(3:2-12); partidismo (3:14); hablar mal (4:11), jactancia (4:16), la opresión (5:4). La gran lección que enseña a los cristianos es la paciencia, paciencia en el proceso (1:2), paciencia en las buenas obras (1:22-25), paciencia bajo la preocupación (3,17), la paciencia en virtud de la opresión (5:7) , La paciencia en virtud de la persecución (5:10), el tiene paciencia porque espera la venida del Señor(5:8).
Conexiones: El libro de Santiago es la descripción básica de la relación que existe entre la fe y las obras. Tan arraigados en la ley mosaica y su sistema de obras estaban los judíos cristianos a quienes Santiago escribió, que dedicó mucho tiempo para explicarles la difícil verdad, de que nadie es justificado por las obras de la ley (Gálatas 2:16). Él les declara que aún si ellos con su mejor esfuerzo, trataran de guardar todas las varias leyes y rituales, lo cual es imposible de hacer, y transgredieran la parte más pequeña de la ley, esto los hacía culpables de toda ella (Santiago 2:10) porque la ley es una entidad y el quebrantar una parte de ella, es quebrantarla toda.
Aplicación Práctica: Vemos en el libro de Santiago un reto para los fieles seguidores de Jesucristo de no solo “hablar de ello,” sino “caminar en ello.” Mientras que nuestro caminar en la fe, para que sea verdadero requiere de un crecimiento y conocimiento de la Palabra, Santiago nos exhorta a no detenernos allí. Muchos cristianos encontrarán esta epístola desafiante mientras Santiago presenta 60 obligaciones en solo 108 versos. Él se enfoca en las verdades de las palabras de Jesús en el Sermón del Monte, y nos motiva a actuar sobre lo que Él enseñó.
La epístola también descarta la idea de que uno puede convertirse en un cristiano y sin embargo continuar viviendo en pecado, sin exhibir el fruto de justicia. Tal “fe,” declara Santiago, es compartida por los demonios quienes “creen y tiemblan” (Santiago 2:19). Sin embargo tal “fe” no puede salvar, porque no está respaldada por las obras que siempre acompañan a la verdadera fe salvadora (Efesios 2:10). Las buenas obras no son la causa de la salvación, sino que son el resultado de ella.
Versos Clave: Santiago 1:2-3, “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.”
Santiago 1:19, “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse.”
Santiago 2:17-18, “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.”
Santiago 3:5, “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!”
Santiago 5:16b, “La oración eficaz
Breve Resumen: El libro de Santiago bosqueja el caminar en la fe a través de la religión verdadera (1:1-27), de la fe verdadera (2:1—3:12) y la verdadera sabiduría (3:13—5:20). Este libro contiene un extraordinario paralelismo con el Sermón
Autor: El autor de esta epístola (carta) es Santiago, también llamado Jacobo o Santiago el Justo, de quien se piensa fue el hermano de Jesucristo (Mateo 13:55; Marcos 6:3). Santiago no fue un creyente (Juan 7:3-5) hasta después de la resurrección de Jesucristo (Hechos 1:14; 1 Corintios 15-7; Gálatas 1:19). Él se convirtió en la cabeza de la iglesia en Jerusalén y es el que se menciona primero como uno de los pilares de la iglesia (Gálatas 2:9).
Fecha de su Escritura: El Libro de Santiago es probablemente el más antiguo
Propósito de la Escritura: Algunos piensan que esta epístola fue escrita en respuesta a una sobre apasionada interpretación de las enseñanzas de Pablo respecto a la fe. Este punto de vista extremo, llamado antinomianismo, sostenía que a través de la fe en Cristo uno estaba completamente libre de toda la ley del Antiguo Testamento, de todo el legalismo, de toda la ley secular, y de toda la moralidad de una sociedad. El libro de Santiago está dirigido a los judíos cristianos esparcidos entre todas las naciones (Santiago 1:1). Martín Lutero, quien detestó esta carta y la llamó “la epístola de paja,” falló en reconocer que las enseñanzas de Santiago sobre las obras como autenticación de la fe –no contradecían—las enseñanzas de Pablo sobre la fe. Mientras que las enseñanzas Paulinas se concentran en nuestra justificación con Dios, las enseñanzas de Santiago se concentran en las obras que ejemplifican esa justificación. Santiago estaba escribiéndoles a los judíos para alentarlos a continuar creciendo en esta nueva fe cristiana. Santiago enfatiza que las buenas acciones fluirán naturalmente de aquellos que están llenos del Espíritu y cuestiona si alguien puede o no puede tener una fe salvadora, si el fruto
En una frase corta: La carta de Santiago reclama una fe viva, que se proyecta en todas las situaciones sociales y personales del pasado como en el presente. Si las personas de hoy en dia utilizara dichas situaciones como herramienta que cubre el libro de Santiago las cuales tienen simaliridad a las del presente podrían superar las pruebas existente. "Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman" (Santiago 1:12)